Vivir...

Creo que todo va tomando forma, crecemos, entendemos la vida desde varios aspectos. Maduramos, enloquecemos, volvemos a actuar como niños, soñamos, nos decepcionamos también. Reímos, lloramos. De a momentos estamos felices, otros no tanto. Vivimos en la lucha, continuamente. Luchamos con la vida. Para saber ser, para poder ser, porque queremos ser. 
Personalmente, siempre estuve ligada al qué dirán, y lamentablemente me afecta tanto, que hasta llegue a actuar sin saber qué hacía. Hoy en día, me di cuenta, no sé si tarde, no sé si temprano, que no me conozco a mí misma. Y tengo miedo de hacerlo, me da miedo estar sola, porque no sé qué me gusta en realidad, no sé si son reales o totalmente mías las pasiones que me mueven, tampoco sé que no me gusta en realidad, me estoy descubriendo, poco a poco, pasito a pasito, como se descubre a otra persona, así, de a poquitos. Sé que suena ilógico, pero, lamentablemente para mí, hoy siento que no me conozco, y es como empezar una relación, pero el problema es que tengo que descubrirme, para ACEPTARME, porque, quiera o no, siempre voy a ser yo la única herramienta que voy a tener, en realidad, cada uno, lo único que tiene seguro toda su vida, es a uno mismo, y ahí estoy, yo en la vida: paradita en la ruta, caminando, volviendo un poco a veces, tomando otro rumbo, empezando de nuevo, con mis amigos, con mi familia, con un amor, sola, pero siempre conmigo. Mirando el sol, dejando que el viento me pegue de lleno en la cara, bailando bajo el cielo gris cuando llueve, acostada algunas noches bajo las estrellas, intentando vivir… Así, fue que me di cuenta que yo me había abandonado a mí misma, algo así como un acto de egoísmo propio, buscaba complacer al mundo, (¿pero quién puede complacer a todos?) y del mismo modo que buscaba complacer a los de afuera, fue como me perdí, me desconocí, y a la primera que decepcioné y traicioné, fue a mí misma. Hoy me tengo miedo, porque le temo a lo desconocido.
Absurdo suena que me esté descubriendo a mí misma, pero día a día me sorprendo, y también me pone feliz dejarme ser, porque me gusta lo poquito que hasta ahora descubrí de mí. Creo que llegó el momento de cambiar, de aceptarme, como soy, con lo que me guste de mí, y con lo que no. Intentando modificar lo que no me guste tanto, y potenciando lo que sí. Es momento de ser un poco egoísta, para curarme el alma, desintoxicarla de tanto daño que le hice, porque por fin me doy cuenta que nadie es perfecto, y eso nos hace humanos, ¿no creen? 



Comentarios

Entradas populares de este blog

El Principito.

Seguir la intuición.

La era de no amar...