Que amar sin medida siempre duele
Que así es la vida y no debería preguntar por qué terminó.
Y es que, así como la flor, sí se separa de su raíz se muere: Así resulta el amor.
Y yo no estoy dónde pertenezco, por eso me marchito.
Mucho me dijeron que no calle al corazón, que no debería elegir un rumbo sin sentido.
Y acá me ven: Más desorientada que encaminada.
Podría escribirle una poesía, pero ya lastima saber su piel como mi papel.
También podría hacer de cuenta que nada pasó, pero eso sí sería absurdo.
Que la libertad que tanto deseaba la encontré quedándome atrapada en su alma.
Y es que para los tiempos absurdos y espacios irónicos del amor, 17 días son una semana, y un gran amor se queda a mil kilómetros.
Y yo que sabía por Joaquín que enamorarse más de la cuenta era una mala inversión, caí rendida a sus encantos.
¿Y ahora qué? ¿Cómo le explico al corazón, una vez más, que de nuevo se equivocó?
¡Qué me cansé de cuerpos sin contenido! ¿Era necesario encontrarlo? ¿No será un chiste del destino? Y bendito karma. Sí su nombre me persigue por la vida. ¿De nuevo me va a hacer doler? Que la causa no sea aprender a ver al propio amor feliz con otro amor, porque no quiero seguir aprendiendo así, haciendo cómo sí no doliera...
Otra noche desvelada sin saber nada acerca del amor. Y tan mutante que es su definición.
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