En la gran ciudad hay millones de personas que viven, trabajan y buscan la felicidad. Hay menos matrimonios y gran parte de estos fracasan en los primero cinco años. Hay menos parejas y más personas viviendo solas.Sin embargo las encuestas coinciden: el máximo anhelo de la mayoría es encontrar el amor. ¿Por qué entonces si lo que más desea una chica es ser amada a veces logra todo lo contrario? ¿Es posible que lo que impide encontrar el amor sea justamente nuestra búsqueda desesperada? ¿Será posible que al estar tan ocupados en buscar perdimos la capacidad de encontrar? ¿Será que buscamos algo que no existe? ¿Será que vivimos el amor bajo la premisa histérica de deseo tanto y no soy deseado? Todos somos sujetos a nuestro inconsciente... Todos somos geminianos... Sujeto-divididos... Queremos una cosa, y hacemos lo opuesto... Quien sabe porqué, es la naturaleza humana... El más contenido tiene su cara desatada, y el más bueno su cara bestial. Esa Cualidad nos da volumen, no somos planos de una sola cara.Una de esas fuerzas ocultas va a ganar en algún momento, y cuando pase eso se va a definir quiénes somos de verdad.A veces en el acto de odiar amamos, y en el de rechazar deseamos, porque aunque no lo soportemos somos contradictorios.
El Principito.
[…] Me quedé de nuevo helado por un sentimiento de algo irreparable. Comprendí que no podía soportar la idea de no volver a oír nunca más su risa. Era para mí como una fuente en el desierto. —Muchachito, quiero oír otra vez tu risa... Pero él me dijo: —Esta noche hará un año. Mi estrella se encontrará precisamente encima del lugar donde caí el año pasado... —¿No es cierto —le interrumpí— que toda esta historia de serpientes, de citas y de estrellas es tan sólo una pesadilla? Pero el principito no respondió a mi pregunta y dijo: —Lo más importante nunca se ve... —Indudablemente... —Es lo mismo que la flor. Si te gusta una flor que habita en una estrella, es muy dulce mirar al cielo por la noche. Todas las estrellas han florecido. —Es indudable... —Es como el agua. La que me diste a beber, gracias a la roldana y la cuerda, era como una música ¿te acuerdas? ¡Qué buena era! —Sí, cierto... —Por la noche mirarás las estrellas; mi casa es demasiado pequeña para que yo pueda ...
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