[…] Me quedé de nuevo helado por un sentimiento de algo irreparable. Comprendí que no podía soportar la idea de no volver a oír nunca más su risa. Era para mí como una fuente en el desierto. —Muchachito, quiero oír otra vez tu risa... Pero él me dijo: —Esta noche hará un año. Mi estrella se encontrará precisamente encima del lugar donde caí el año pasado... —¿No es cierto —le interrumpí— que toda esta historia de serpientes, de citas y de estrellas es tan sólo una pesadilla? Pero el principito no respondió a mi pregunta y dijo: —Lo más importante nunca se ve... —Indudablemente... —Es lo mismo que la flor. Si te gusta una flor que habita en una estrella, es muy dulce mirar al cielo por la noche. Todas las estrellas han florecido. —Es indudable... —Es como el agua. La que me diste a beber, gracias a la roldana y la cuerda, era como una música ¿te acuerdas? ¡Qué buena era! —Sí, cierto... —Por la noche mirarás las estrellas; mi casa es demasiado pequeña para que yo pueda ...
Parada en la bifurcación soy mi propio obstáculo y la más grande solución. La respuesta está en la decisión, saber dónde poner el corazón. El reflector apunta donde desviemos el enfoque. Parece tan complejo y es bastante simple: dejar llevarse la atención a aquello que dicte la pasión. La ilusión está intacta. Donde pose el deseo, apuntará la resolución. Las respuestas están más cerca de lo que se cree. Apagar las voces externas, internas, ensordecedoras. Confiar en que la vibración será nuestra guía. SENTIR es más importante que hacer. No hay retorno, hablo por delirio quizás, son las seis de la mañana, y voy en la ruta. Tomar la decisión correcta suele llevar menos energía de la que creemos necesaria, y de hecho, regala mas luz de la que creemos posible. Despertar, abrir los ojos vivir, en lugar de sobrevivir. Somos los únicos creadores de nuestra realidad. Las excusas a un lado del camino, es momento de empezar a rodar con el equipaje liviano, ...
En el fondo todos estamos un poco rotos, faltos de amor... Y es que en una actualidad que nos llevó a creer que amar es ser débiles, empezamos a ocultar los sentimientos por miedo al qué dirán, a ser rechazados, a parecer demasiado intensos, locos, estupidos. Y sí, puedo entenderlo, ¿quién no ha sido víctima? ¿Quién no ha escrito un mensaje y en lugar de presionar “enviar” lo borró? ¿Quién no dudó de los sentimientos del otro? Nos convencimos tanto de que el amor está sobrevalorado, que lo único que necesitamos es algo de una noche, pasajero, sí total somos animales, con un poco de contacto físico, algunas mentiras y un poco de sexo, era más que suficiente. Pero después llega el vacío, al pasar el tiempo nos encontramos con un hueco que crece, se agiganta el agujero en el pecho y parece que no encontramos el motivo, seguimos buscando llenar los vacíos de formas erróneas. Y sí, amar lastima, pero no amar lastima el doble. Todos necesitamos en algún punto ...
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